Mexico
La Sierva de Dios en el año de 1945, al iniciar el Tercer Período como Superiora General de la Congregación de Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.
Nuestra Sierva de Dios, en los años 1933
Nuestra Sierva de Dios, rodeada de Hermanas profesas en el año de 1926.
SUS ÚLTIMOS MOMENTOS
La Madre Humilde momentos después de su transito, la rodean todas las hermanas de la fraternidad del Sanatorio San Francisco, Veracruz, Ver.
La Madre Humilde momentos después de su transito, la rodean todas las hermanas de la fraternidad del Sanatorio San Francisco, Veracruz, Ver.
El 17 de junio sólo pudo comulgar bajo la especie de vino y a las 11.30 horas se configuró con Cristo muerto en el calvario.
… Y subió una alborada, cual incienso en la Misa, hasta el regazo eterno y sosegado del Altísimo. Y se quedó dormida, mejor que la paloma sobre el fresno, en el nido más alto, al aire de otro vuelo estremecida.
Fragmento de la poesía dedicada a ella, en el IV aniversario de su muerte, por el P. Jerónimo Verduzco, OFM.
Las religiosas, profundamente entristecidas, sintieron una gran alegría y espontáneamente decían, al igual que las personas, tenemos una Santa en el cielo, esta convicción las hizo entonar, en torno a la Madre, el Te Deum y el Ave Maris Stella.
Pasaron ante ella pobres y ricos, médicos, afanadoras, enfermeras, personal de servicio, las madres Capuchinas y otras religiosas.
Ese mismo día a las 19.30 hrs. fue trasladada a la ciudad de México, D.F., para dar oportunidad a todas las hermanas de la Congregación para estar con ella por última vez. En realidad acudieron de todas las partes de la República, de Centroamérica y Estados Unidos de Norteamérica.
El 18, a la una de la madrugada, llegó su cuerpo mortal a la Casa General, ubicada en la Otra Banda No. 35 San Angel, Alvaro Obregón, México, D.F. Este día fueron celebradas varias Misas de cuerpo presente.
A las 10 de la mañana, el P. Domingo Díaz, OFM., en su homilía ponderó las altas virtudes de la Madre y sus rasgos, tan franciscanos que no podía menos de evocar el recuerdo del Seráfico Padre y de San Buenaventura, pues así como éste era considerado como el segundo fundador de la Orden Franciscana, de modo análogo podíase contemplar en ella la segunda fundadora de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.
Al día siguiente tuvo lugar, a las 15.00 horas, una solemne Misa concelebrada. Presidió el R.P. Samuel Ortega, Provincial de la Provincia del Santo Evangelio de México, le acompañaron el P. Benjamín Pérez, OFM., Vicario de la misma Provincia y varios religiosos.
En la homilía el R.P. Provincial confortó a las religiosas, invitándolas a considerar la muerte de una religiosa consagrada fielmente a su vocación y a su Instituto, como el triunfo de la vida en Cristo sobre las contingencias de la existencia efímera.
Todo el tiempo que el venerado cuerpo de la Madre estuvo expuesto, numerosas religiosas de todas las edades desfilaron ante él, procurando tocar sus hábitos, sus manos y hasta recortar algún pedacito de su hábito, pues parecíales una santa.
A las 16.00 horas salió el cortejo fúnebre al camposanto, conocido como Panteón Jardín en donde, después que los numerosos sacerdotes presentes bendijeron la fosa, fueron depositados los restos de la dilectísima Madre que supo consagrar su existencia, hasta el último suspiro, a todas y a cada una de sus hijas de la Congregación.